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Después de un año de tratar de hacer frente a la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias económicas, el mundo se encuentra en una encrucijada, según la ONU. Al dirigirse a la cumbre One Planet en París el 11 de enero de 2021, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo: “2021 debe ser el año en que la humanidad nos reconciliemos con la naturaleza. Hasta ahora hemos estado destruyendo nuestro planeta… Hemos estado envenenando el aire, la tierra, el agua y llenando los océanos con plásticos. Ahora la naturaleza está contra atacando".
Este impulso se considera una oportunidad para poner nuevas actividades en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable de la ONU, que fue adoptada por todos los estados miembros en el año 2015 y se centra en los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS). Ahora, sólo quedan diez años para lograr estos objetivos y la ONU ha pedido una década de acción, mediante un impulso para la innovación sustentable, las inversiones financieras y la tecnología.
La pandemia ha impactado tanto que la gente ha tenido que adaptarse a nuevas formas de trabajar y vivir. Al mismo tiempo, ha hecho que más personas se den cuenta de que no podemos seguir tratando al planeta de la misma manera. El Secretario General de la ONU agregó: “A medida que reconstruimos, no podemos volver a la vieja normalidad. La recuperación pandémica es nuestra oportunidad de cambiar de rumbo… Todos los países, ciudades y empresas deben adoptar una ruta ambiciosa para lograr emisiones cero neto para 2050”.
Los sistemas alimenticios sustentables son una parte esencial de muchos de los ODS porque afectan a numerosas áreas, incluida la nutrición y la salud, la reducción de la pobreza, la seguridad hídrica, la energía sustentable, las emisiones de CO2 y el cambio climático.
En septiembre de 2020, para conmemorar su 75 aniversario, la ONU lanzó el primer Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). El objetivo es crear conciencia a todos para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos para proteger la seguridad alimenticia y el medio ambiente.
Cada año, alrededor del 14% de los alimentos del mundo se pierden por deterioro y plagas antes de que lleguen al consumidor, valorando una perdida de $400 mil millones de dólares por año. Además de eso, está el desperdicio de alimentos, causado por la manipulación y el uso ineficientes de los alimentos, incluso durante el transporte, el almacenamiento y el procesamiento, los requisitos estéticos para los consumidores y la falta de habilidades de planificación por parte de los consumidores. La pérdida y el desperdicio de alimentos, juntos, generan el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que equivale a 1.5 Gigatoneladas de CO2 cada año.
La situación mencionada fue la que sucedió durante un año “normal”. Desde que estalló la pandemia de COVID-19, las cadenas de suministro de alimentos se han visto interrumpidas por restricciones de movimiento y medidas por la cuarentena, lo que ha provocado un aumento en las pérdidas, especialmente de productos perecederos. Los hábitos de compra también han cambiado, tanto por parte de los consumidores como de los países, a fin de acumular reservas de alimentos no perecederos, lo que genera más desperdicio de otros
alimentos. Se han puesto en peligro las medidas que muchos países habían estado tomando para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en un esfuerzo por mejorar la seguridad alimenticia.
Hay múltiples formas en que las empresas alimentarias pueden contribuir a la sustentabilidad, incluidas aquellas que reducen las pérdidas y el desperdicio de alimentos, disminuyen su impacto en el medio ambiente y reducen las emisiones de carbono en todas sus operaciones. El Manejo Integrado de Plagas es una técnica probada y confiable para ayudar a prevenir pérdidas de alimentos por plagas en todas las etapas de las cadenas de suministro de una manera ambientalmente sostenible. Combinado con políticas ambientales extendidas a todos los productos, operaciones y servicios utilizados, el control de plagas puede contribuir a los compromisos de sustentabilidad de todas las empresas alimentarias.
El cero neto se refiere a lograr un equilibrio general de las emisiones y absorciones de CO2 a la atmósfera. Bajo el Acuerdo de París, 196 países y territorios acordaron limitar el calentamiento global a menos de 2°C e idealmente, a 1,5°C para 2050 para reducir los efectos devastadores sobre el medio ambiente, tanto como sea posible.
En noviembre de 2021, la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) se llevará a cabo en Glasgow, Reino Unido. El propósito de la cumbre es acelerar y coordinar la acción para abordar el cambio climático y lograr los objetivos del Acuerdo de París al llevar la economía global a cero neto lo más rápido posible.
Como parte de la preparación para la COP26, Rentokil Initial se ha comprometido a reducir las emisiones totales de carbono a cero para fines de 2040, diez años antes de los objetivos del Acuerdo de París.
Además del cero neto, la empresa experta en control de plagas Rentokil Initial Chile también se ha comprometido a convertirse en un líder en la prestación de servicios, operaciones y lugares de trabajo sustentables mediante el desarrollo de un plan de sostenibilidad que la empresa seguirá durante los próximos 20 años. Este plan implica un análisis en profundidad de todas las áreas de negocio para encontrar formas de mejorar la sustentabilidad.
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