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En otoño, la oruga procesionaria inicia su etapa de desarrollo y se prepara para la llegada del invierno construyendo los bolsones que le servirán de refugio. Pero el cambio climático está alterando el proceso meteorológico, y con ello, los ciclos de vida de muchas especies, que ahora encuentran condiciones favorables para adaptarse a este periodo estacional y transformarse en verdaderas plagas de otoño. A otoños e inviernos suaves más proliferación de la oruga procesionaria en primavera.
Según los expertos, las orugas procesionarias -que reciben este nombre por su desplazamiento en fila una detrás de otra, como en las procesiones- están extendiéndose gracias al aumento de las temperaturas durante el otoño y el invierno, lo que está provocando la modificación de las fases de su ciclo biológico y favoreciendo la aparición de plagas en periodos de tiempo inusuales; y lo que es más importante, alterando las fases y técnicas de tratamientos.
El ciclo biológico de la oruga procesionaria del pino es complejo. Los individuos adultos en forma de mariposas se aparean en verano y lo hacen de noche para evitar a las aves depredadoras. Esas mariposas depositan sus huevos en los árboles desde finales de junio hasta finales de septiembre, por lo que las larvas generalmente nacen durante octubre y noviembre. Cada puesta puede contar con entre 100 y 300 huevos, que la hembra protege mediante la colocación de escamas de su propio cuerpo. Desde su nacimiento comienzan a alimentarse de los pinos, provocando la caída masiva de las acículas, y generan bolsones que les sirven de protección hasta la llegada de la primavera, estación que aprovechan para descender.
Las orugas tienen un comportamiento muy social y gregario. Durante su vida larvaria establecen interacciones cooperativas con sus hermanas de puesta. Curiosamente, desarrollan su vida larvaria en el mismo árbol y solamente lo abandonan para buscar un pino contiguo si han agotado las acículas del pino donde nacieron. A partir del tercer estadio larvario, las orugas desarrollarán pelos urticantes y construyen sobre los árboles unos bolsones densos en lo que pasan el invierno. En estos bolsones pasan los días y salen a alimentarse al atardecer, siendo en este tiempo tremendamente voraces.
Al final del invierno y con la llegada de la primavera, las orugas descienden al suelo y dan vida a su característico nombre, formando una fila india unas detrás de otras. De esa manera, se protegen mutuamente la cabeza, que es un alimento apetecido por muchas especies voladoras. Tras el paseo, se enrollan para no dejar ninguna cabeza al descubierto, siendo siempre una hembra la que ejerce de guía de la procesión. Finalmente se entierran en el suelo, donde pasan a la fase de pupa o crisálida.
Además de afectar seriamente a los pinos, la oruga procesionaria -reconocible por su pequeño tamaño, su color anaranjado llamativo y sus finos pelos urticantes- también es una plaga peligrosa para los humanos y sus mascotas. El peligro de esta especie reside en su particular y curioso mecanismo defensivo. Cada oruga posee carca de 500.000 tricomas o finos pelos, que actúan como dardos o flechas envenenadas cuando se sienten amenazadas. Incluso sin tocarlas podemos recibirlas, pues se desprenden con suma facilidad de su cuerpo y se dispersan por el aire.
Las reacciones más habituales que producen en las personas son dermatitis, lesiones oculares, fuertes reacciones alérgicas, urticarias, sarpullidos, erupciones e incluso, problemas respiratorios. En los perros, las mascotas más curiosas por su constante olfateo, el contacto con la procesionaria puede producir daños en la boca y el hocico, tan graves que pueden llegar a generar necrosis en los tejidos de la garganta y la boca y desembocar en amputaciones parciales en la lengua. También se han dado casos de muerte en mascotas debido a una grave reacción anafiláctica.
Por dichas razones, se recomienda evitar acercarse a bosques de pinos o zonas de la ciudad donde se puedan encontrar infinidad de espacios con pinos, como piscinas, parques y zonas verdes. Los médicos recomiendan, si se ha entrado en contacto con ellas, ir rápidamente a urgencias para tratarse con antihistamínicos y antiinflamatorios, lo que ayudará a que desaparezca en días la reacción provocada por la procesionaria.
Dado que la actividad de la oruga procesionaria en otoño se concentra en las copas de los pinos, se recomienda prestar especial atención a cualquier indicio de infestación, en especial a la aparición de bolsones, para controlar y erradicar la plaga de forma efectiva y siempre recurriendo a tratamientos profesionales.
En este sentido, en Rentokil Initial contamos con una amplia experiencia en la aplicación de diferentes técnicas, productos y tratamientos para controlar y erradicar este tipo de plagas de forma efectiva. Los 4 tratamientos más utilizados para la oruga procesionaria son:
1.- Aplicación de biocidas en el tronco (cada vez más en desuso)
2.- Trampas con feromonas para captura de adultos machos.
3.- Dispositivos mecánicos para captura de las orugas al bajar del pino.
4.- Endoterapia.
La endoterapia consiste en introducir en el interior del árbol el biocida, de manera que él mismo se irá dispersando por el sistema vascular para llegar a las acículas. Con esto se consigue que cuando la oruga procesionaria proceda a alimentarse de ellas, se verá afectada por el por el producto. Si quieres más información de este tratamiento la puedes encontrar aquí
El tratamiento de endoterapia se hace una sola vez y es recomendable aplicarlo entre mediados de noviembre y finales de diciembre, fechas en las que se produce una disminución drástica en la tasa de resinación del pino.