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La lucha contra el picudo rojo se está convirtiendo en una constante en las ciudades y pueblos españoles. Este insecto es el enemigo directo de las palmeras en el mundo entero. Es originario de las zonas tropicales del sureste asiático, aunque poco a poco se ha expandido e introducido en un gran número de países. En España, este intruso se detectó en Granada a inicios de los noventa y, desde entonces, se ha convertido en todo un quebradero de cabeza para las administraciones públicas y particulares que poseen un palmeral. La Comunidad Valenciana y Andalucía son dos de las regiones más comprometidas con la prevención de este insecto.
El picudo es un insecto que sobrevive gracias a las palmeras. Vive y se alimenta del en el interior de la palmera, generalmente en la valona y de las bases de las palmas; de ahí la dificultad a la hora de detectarlos por inspección visual. Podemos encontrar en la palmera los cuatro estados de desarrollo del picudo: huevo, larva, pupa (capullo) y adulto. Las hembras acostumbran a esconder los huevos en las heridas que no están selladas del tronco o entre las bases de las hojas, y así es más difícil ser descubiertos. Su desarrollo es rápido, por lo que se transforman en adultos en un periodo corto de tiempo, lo que incrementa su poder destructor.
Las larvas del picudo suelen ser las culpables de los daños. Si la entrada es por la corona, cercana al punto vegetativo, las consecuencias se manifiestan antes y presentan daños considerables y no recuperables. Es aquí cuando se puede observar que las hojas jóvenes nacen con trozos de las palmas comidos, inclinados o con aspecto mustio. Además, otro rasgo al determinar este problema es que al tirar se desprenden con facilidad, inclusive el viento podría tirarlas. Por otro lado, si la penetración se produce mediante heridas en diferentes zonas del estípite (o tronco), es mucho más difícil la detección del daño y con ello el control de plaga. Por último, cuando la base de la hoja es la afectada, su apariencia cambia como si las palmas no tuvieran una posición normal, sino desordenada. Estas palmas se desprenden con facilidad y presentan galerías, restos de fibra e incluso se pueden ver a los individuos que causaron el destrozo.
Cuando se confirma que la palmera está infestada cada Comunidad Autónoma establece una serie de recomendaciones para el control de la plaga. La solución contra el picudo no es única ni milagrosa, la solución pasa por la combinación de varios métodos complementarios entre sí, debiendo barajar todas las alternativas, empezando por el trampeo y acabando en la realización de tratamientos biológicos (con nematodos y hongos entomopatógenos) y la lucha química en todas sus variantes (ducha de la valona y endoterapia). En este sentido, la Comunidad Valenciana y Andalucía son dos de las que más hincapié hacen en el control de esta plaga
En cualquier caso, estos protocolos de actuación deben ser siempre realizados por personal cualificado y autorizado para ejecutarlos. En el caso de Andalucía, las personas o entidades públicas o privadas propietarias de este tipo de planta deberán someter a los ejemplares afectados a un plan de tratamientos con sustancias activas que estén autorizadas. Asimismo, deben dar constancia de la infestación pertinente a la Consejería de Agricultura y Pesca, para que den parte de ello. Además queda totalmente prohibido realizar trasplantes de otras plantas sensibles de otras zonas desmarcadas a la infestada, así como que en caso de regeneración de la planta, al menor síntoma de afección, se recurrirá a la eliminación.
La Comunidad Valenciana por su parte, también está muy comprometida con la prevención y el control de la plaga del picudo rojo. La Consellería de Agricultura, pesca y Alimentación desarrolla cada año jornadas dirigidas a la formación y actualización en las técnicas de control y erradicación contra este insecto. Asimismo este ente público colabora con las corporaciones locales y las empresas autorizadas de control en el establecimiento de protocolos de prevención y vigilancia de la plaga.
De este modo, el picudo rojo es un enemigo que no desaparece de nuestro país. Cada comunidad adopta su legislación correspondiente, pero al fin y al cabo, da igual la región o el punto de España en el que nos encontremos, lo adecuado sería visualizar el palmeral constantemente y, en caso de percibir cualquier síntoma, recurrir cuanto antes a los profesionales del sector. Existe un gran compromiso, tanto por entes públicos como privados, por acabar con el picudo rojo y salvar las palmeras.