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La FHCC es producida por un virus (nairovirus) que puede evolucionar de manera severa y grave. Como hemos comentado, no es una enfermedad nueva y es conocida desde hace mucho tiempo en otras zonas geográficas como África, Oriente Medio y ciertas zonas de Asia. También en los Balcanes como zona más próxima a nosotros. Ahora se considera que es una enfermedad “emergente” en nuestras latitudes.
Las garrapatas (ectoparásitos hematófagos) son los organismos transmisores (cuando pican estando infectadas) y se considera a determinadas especies de fauna silvestre y roedores los reservorios naturales del virus. Existen numerosas especies de garrapatas en el mundo, aunque no todas ellas son capaces de transmitir la enfermedad. También se transmite la enfermedad a las personas por contacto directo con secreciones de animales afectados (por ejemplo en operaciones de sacrificio o desuello). El contacto de persona a persona por contacto con fluidos es también posible.
El periodo de incubación de la enfermedad es variable (influyen distintos factores) considerándose que puede ir desde los tres a los trece días. La sintomatología también es variable, pero siempre comienza con la aparición de fiebre súbita, dolores intensos de cabeza, articulares y musculares, así como síntomas gastrointestinales, respiratorios y dérmicos entre otros muchos. La afectación de órganos internos es habitual (pulmón, hígado y riñón).
Por tanto, es evidente que las consecuencias son graves para las personas afectadas pudiendo acabar con la muerte de los pacientes en casos no diagnosticados y tratados con prontitud. Se estima que la mortalidad puede oscilar entre un 10% y un 40%.
Dado el potencial impacto de la enfermedad, la Comunidad de Madrid ha establecido un protocolo de vigilancia de la FHCC muy completo que incluye información detallada de la enfermedad, medidas detalladas de actuación en pacientes sospechosos de haber contraído la enfermedad y personas que hayan estado en contacto con ellos, traslado de muestras, cuestionarios diversos, etc.
Ya hemos comentado que no existe una vacuna específica. Pero ¿podemos hacer algo para al menos tratar de minimizar la posibilidad de que las garrapatas puedan transmitir el virus de la FHCC? La respuesta es sí, aunque no son medidas que puedan cubrir el cien por cien de posibilidades como resulta evidente.
Lo primero es conocer el ambiente en el que suelen vivir. Normalmente buscan zonas húmedas y frescas próximas a donde viven los animales. Por tanto es fácil encontrarlas en el campo cerca de donde pastan rebaños o viven animales silvestres pues se alimentan de la sangre de éstos. Si vamos a pasear o caminar por estas zonas es conveniente llevar ropa adecuada que nos cubra la mayor parte del cuerpo, ir por los caminos y revisarnos a nosotros y a nuestras mascotas con frecuencia para descubrir si alguna garrapata se ha adherido a nuestro cuerpo. En este caso, debe quitarse con unas pinzas de manera cuidadosa (no utilizar químicos ni otras técnicas agresivas que puedan dejar una parte de la garrapata en el interior de nuestra piel).
Esperamos que con este breve artículo divulgativo podamos contribuir a un mejor conocimiento de esta enfermedad y por tanto a no crear alarmas innecesarias.
Fuente: Portal de Salud de la Comunidad de Madrid