El uso cada vez más racional y restringido de productos biocidas, impulsado por la creciente preocupación por el impacto ambiental y la salud humana, así como las regulaciones restrictivas, ha hecho que las empresas de control de plagas responsables hayamos apostado por nuevos métodos sofisticados y sostenibles.
En Rentokil llevamos años investigando y aplicando metodologías de control de plagas a través de tratamientos de calor de forma eficaz, rápida, segura y ecológica. En este post vamos a explicar en qué consisten los tratamientos, qué plagas podemos controlar y en qué situaciones es la solución óptima.
En qué consisten los tratamientos de calor
Delimitamos el área infestada a tratar, la aislamos y aplicamos calor de manera controlada, alcanzando una temperatura entre los 56 y 62ºC . Este calor elimina insectos en todas las fases de su desarrollo: huevos, larvas y adultos.
Los tratamientos pueden realizarse mediante el sellado de espacios ya existentes y la aplicación de calor a través de equipos especializados que se introducen en ellos, o bien creando una estructura temporal aislada (contenedor, estructura desmontable) en la que introducir los elementos a tratar y los generadores térmicos.
Ventajas respecto a otros tratamientos
- Planteamiento sin químicos: la principal ventaja de un tratamiento de calor es que es un control libre de químicos. Esto resulta beneficioso para el control de plagas en entornos sensibles que necesitan evitar el uso de biocidas.
- Alto índice de erradicación: las temperaturas elevadas causan estrés térmico y deshidratación en cualquier ser vivo. Aplicándose de manera controlada, es un método de muy alta eficacia. Además, evita el riesgo de adaptación a biocidas concretos.
- Alto grado de penetración: el tratamiento penetra profundamente en cualquier grieta, hendidura o hueco, alcanzando recovecos donde las plagas pueden esconderse.
- Interrupción mínima de la actividad comercial: la duración del tratamiento siempre depende del tamaño del área infestada, del grado de infestación y el tipo de plaga. Sin embargo, los tratamientos térmicos no necesitan plazos de seguridad, lo que acorta mucho el tiempo para retomar la actividad de la zona frente a un tratamiento químico.
- Residuos mínimos y limpieza fácil: el tratamiento térmico no implica la aplicación de ningún producto, dejando pocos o ningún residuo. Esto elimina la necesidad de una limpieza extensa o la eliminación de residuos químicos.
- Solución sostenible: menor impacto en los ecosistemas y reducción del riesgo de exposición química a humanos y especies no diana.
¿Qué plagas controlamos con calor?
Principalmente insectos. Los tratamientos de calor son especialmente indicados como alternativa a tratamientos químicos en situaciones en las que no es recomendable el uso de biocidas. Son especialmente eficaces en entornos industriales frente a insectos textiles, insectos de productos almacenados, cucarachas…pero también a la hora de tratar plagas del hogar como las chinches de cama, una plaga realmente invasiva y complicada de erradicar. Los tratamientos térmicos, además, tienen un impacto total en el espacio tratado, ya que eliminan cualquier insecto en el área perimetrada.
Casos dónde el tratamiento de calor tiene un impacto crítico
- Alojamientos turísticos: hoteles, hostales o pisos turísticos reúnen varias de las condiciones para hacer del tratamiento de calor una solución ideal frente a las plagas: hay una rotación de huéspedes de cualquier parte del mundo constante, con equipajes en los que pueden transportar chinches. Necesitan soluciones eficaces, discretas y sobre todo rápidas, porque una vez se descubre la infestación en una habitación, es necesario acabar con ella de inmediato para que pueda volver a alquilarse con normalidad.
- Industria alimentaria: este sector está sujeto a estrictos criterios de seguridad e higiene, y las auditorías son constantes. El daño en las materias primas o en los productos almacenados puede ser irreparable y provocar importantes pérdidas. La no utilización de productos biocidas es un punto clave a favor del tratamiento térmico en estos casos.
- Contenedores marítimos: las plagas son extremadamente resistentes al paso del tiempo y al cambio de condiciones climáticas. Pueden recorrer océanos y cambiar de continentes a través de contenedores marítimos. La aplicación de tratamiento de calor aquí es muy sencilla, ya que el espacio a tratar está perfectamente delimitado.
- Viviendas o residencias de ancianos: aunque sean viviendas con menor tránsito de visitantes, siempre están expuestas a infestaciones de chinches, que alteran el descanso y generan una gran incomodidad.
En definitiva, los tratamientos de calor son, en muchas ocasiones, una alternativa efectiva, segura y sostenible frente al uso de biocidas para el control de plagas. En Rentokil contamos con un centro de excelencia propio para buscar la constante innovación en este tipo de tratamientos.