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Cuando hablamos de moscas probablemente las primeras imágenes que nos vienen a la cabeza son de éstas posándose en nuestra comida o zumbando en nuestros oídos mientras pretendemos echar una buena siesta. Situaciones similares e igualmente molestas. Da igual los métodos que utilicemos para intentar apartarlas demostrando no tener ninguna intención de compartir nuestra comida, estos insectos siguen rondándonos insistentemente. Parece que no se dan por enteradas ante nuestro rechazo; pero claro… ¿cómo podrían entender algo –siquiera algo tan obvio– si las moscas no piensan? Ahora bien, ¿piensan o no? Los últimos avances de la ciencia dan algunas claves sobre esto.
Hasta ahora pensábamos en los insectos como seres desprovistos de inteligencia que actúan por instinto. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Oxford, publicado por la revista Science, reveló en las moscas de las frutas una sorprendente capacidad mental. El experimento consistía en observar el reconocimiento de olores y los investigadores han descubierto con la observación que las moscas tardan un poco antes de actuar en situaciones más complicadas. Esto significa que antes de tomar una decisión las moscas analizan y acumulan información indicando, por lo tanto, señales de inteligencia que antes no se consideraban. En definitiva, ya hay estudios que lo avalan: hay moscas más reflexivas y menos instintivas e impulsivas que las personas ante situaciones de crisis.
Las moscas de las frutas no son comunes en las grandes ciudades, prefieren zonas de producción hortofrutícola donde pueden encontrar sus alimentos en abundancia. En el medio rural, donde el sol persiste, es donde encuentran su lugar idóneo para vivir. No obstante, no son las únicas moscas que existen; existen miles de especies de estos molestos insectos, por lo que ahora toca esperar a que los futuros estudios revelen si las demás moscas poseen la misma capacidad que presentaron las moscas de las frutas.
En México, la especie más común es la mosca doméstica. Somos más susceptibles a las plagas de moscas en temperaturas más cálidas (superiores a 15⁰) y con baja humedad. De ahí que el changarrito a la orilla del mar sea uno de los lugares más frecuentados por el insecto alado. Además, una plaga de moscas es más que una molestia, también representa riesgos a nuestra salud. Estos insectos se posan en cualquier local y pueden alimentarse de la suciedad. Así, cuando tienen contacto con la comida transmiten bacterias que contaminan los alimentos y que nos pueden causar enfermedades al alcanzar nuestro organismo.
Los locales que con frecuencia manejan alimentos, como en el caso de los restaurantes, deben tener especial atención con estos insectos. Los riesgos de infestación en los establecimientos hosteleros son relativamente altos en esta época del año, incluso la legislación exige medidas para impedir o evitar la contaminación por plagas. La infección de los clientes puede dar lugar a significativas pérdidas económicas y además transmite una mala impresión a los clientes afectando la reputación del restaurante. Sin embargo, existen maneras de evitarlo.
Empresas especializadas en el control de las plagas como Rentokil, ofrecen soluciones seguras que están diseñados para atraer, matar y encapsular los insectos de manera higiénica, eliminando el riesgo de contaminación. Probablemente perturben el bronceado al sol, pero este verano las moscas ya no se posaran en nuestra comida, invadiendo nuestro tiempo veraniego a orillas del mar.
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