La lucha contra las plagas es una batalla casi diaria para cualquier empresa, pero es especialmente crítica en algunos sectores, como en la industria alimentaria.
¿El motivo? Las empresas del sector deben preservar la salud pública y, por tanto, están obligadas a cumplir con las políticas y normativas actuales, cada vez más estrictas, y tomar las medidas apropiadas para la prevención, detección temprana y control de plagas en los alimentos y suministro de los mismos.
La fumigación (aplicación de gases para combatir plagas) se convierte en una herramienta fundamental para combatir estos problemas, pero ¿en qué casos es necesario recurrir a ella? En este post vamos a hablar de tres situaciones específicas donde fumigar puede evitar riesgos sanitarios y fuertes pérdidas económicas.
El jamón y la necrobia
Hay un problema que amenaza a todos los secaderos de jamones: la aparición de bichitos, larvas o animalitos pequeños que campan a sus anchas por el jamón. Muchos se preguntan sobre qué insecto se trata, si es nocivo para la salud o qué pueden hacer para eliminarlo.
Se trata del Necrobia rufipes, conocido por varios nombres como escarabajo del jamón, escarabajo de patas rojas o gorgojo del jamón. Es un insecto muy pequeño y con un gran poder de penetración, en cuestión de días puede arruinar un secadero entero.
Solución:
La realización de fumigaciones con biocidas autorizados que penetran en el jamón y eliminan el insecto en todas sus fases de vida. El producto no deja residuos ni altera las propiedades del jamón. Tras el tratamiento, el jamón debe permanecer en cuarentena 14 días. Es imprescindible realizar una inspección previa de las instalaciones a tratar y diseñar la acción correctiva precisa.
Los insectos en los cereales, legumbres o cacao almacenados en sacos
El estado sanitario del grano al llegar al depósito es crucial para su almacenamiento adecuado. Los granos con impurezas o dañados son más propensos a ser atacados por insectos. Incluso dentro de una misma especie, algunas variedades vegetales pueden ser más propensas a las plagas que otras.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (ONUAA, o mejor conocida como FAO), los insectos destruyen el 10% de la producción mundial de alimentos durante el almacenamiento.
Solución:
Para estos casos lo mejor es fumigar bajo una cobertura plástica, de esta manera eliminas las plagas en partidas de mercancías almacenadas sin tener que fumigar todo el recinto. Para ello construimos un área de fumigación/burbuja hermética.
Si la mercancía está paletizada, se puede trasladar a zonas o instalaciones donde se pueda realizar la fumigación bajo condiciones de seguridad adecuadas (como naves aisladas o en las que no se encuentren personas durante el tiempo de tratamiento).
Gorgojo en silos y naves agrícolas
Los gorgojos son insectos granívoros, es decir, que se nutren con alimentos vegetales. Por eso son especies tan dañinas para los cultivos. Las hembras de gorgojo perforan los granos con su pico, depositando un pequeño huevo en cada cavidad. Luego, lo recubren con un líquido gelatinoso para evitar que caiga.
Este proceso, aunque imperceptible a simple vista, tiene graves consecuencias: pérdida de peso del grano, caída de su valor nutritivo y baja la calidad sanitaria debido a la presencia de insectos vivos o muertos, a sus excrementos y las bacterias que portan.
Solución:
La fumigación de recintos cerrados consiste en aprovechar elementos existentes como paredes, techos y suelos de materiales impermeables para construir una cámara hermética.
Para lograr esta hermeticidad, es necesario sellar los huecos que comunican el área de fumigación con el exterior, evitando la pérdida del biocida aplicado. Este método permite realizar fumigaciones efectivas en espacios cerrados sin necesidad de estructuras adicionales.
Estas son solo algunas de las situaciones “límite” a las que se enfrentan muchas empresas del sector alimentario. No obstante, es importante señalar que cada caso y cada circunstancia son únicas.
Por tanto, es fundamental contar con una empresa con las licencias y permisos necesarios para realizar la actividad, además de solicitar toda la información sobre el proceso que se va a seguir, los productos que se utilizarán y las medidas de seguridad necesarias.
Una vez aclarados estos puntos, es importante seguir las instrucciones y recomendaciones proporcionadas antes, durante y después de la fumigación.
En Rentokil contamos con el conocimiento y la experiencia en uno de los tratamientos más peligrosos en el sector. Además, hemos creado un centro de excelencia propio para tratamientos de fumigación y calor que garantiza la asesoría y control técnicos adecuados en este tipo de situaciones.
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