Habitualmente, cuando analizamos las conclusiones de nuestro Observatorio Anual de Plagas, nos encontramos con que las cucarachas, los roedores y los insectos de la madera (termitas, carcomas, escarabajos,…) son las plagas que mayor protagonismo tienen a lo largo y ancho de nuestro país.
Las cucarachas tienen una capacidad de supervivencia altamente notable. De sobra es conocido que sería el único ser vivo que sobreviviría en la zona a un ataque nuclear sin ni siquiera sentirlo. Su pequeño tamaño, la facilidad para alimentarse en las cloacas y desechos así como su alta reproducción hacen que sea uno de los insectos más extendidos y repudiados por la mayoría de la gente.
Los roedores no andan demasiado lejos ya que, al igual que las cucarachas, tienen una capacidad reproductora más que significativa y pueden alimentarse de agua contaminada, desperdicios de los RSU o, incluso, del pan que le echamos a las palomas. Y de los xilófagos mejor ni mencionarlos. ¡Cuánta madera desprotegida a su alcance y cuán sutil es su avance!
Pero, ¿a qué viene todo esto? A que en las pasadas semanas nos encontramos con una noticia publicada en La Voz de Galicia que informaba de cómo un vecino de Vigo debe cocinar “con una escopeta para defenderse de las ratas”. No es para menos, los problemas de humedad, el abandono de los inmuebles y, sobre todo, de los jardines cercanos es atracción directa de los roedores más intrépidos.
De hecho, y a colación con el Observatorio Anual de Plagas del que hablábamos, según los últimos datos difundidos, los roedores ocupan el segundo puesto del número de alertas por plagas en Galicia, a pesar de ser la comunidad con menos avisos de toda España. Aun así, no es necesario recurrir a las armas para defenderse de los roedores, es suficiente con tener a mano el teléfono de un experto en el control de plagas.
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