A primera vista y para personas no muy introducidas en el vasto mundo del control de plagas, podrían resultar un tanto sorprendente que hubiese insectos, en concreto polillas, muy relacionadas con el sector vinícola. Pues efectivamente existen estos insectos, aunque también es cierto que la bibliografía referida a estas polillas no es demasiado extensa (al menos comparativamente con otras polillas más frecuentes de las que ya se ha hablado en este blog y de las que seguramente se seguirá hablando por la importancia que tienen en el sector alimentario).
Aunque existen algunas especies más catalogadas o clasificadas como polillas que afectan a la producción o almacenaje del vino, las más frecuentes son Oinophila v-flavum (denominada comúnmente “polilla del vino”) y Nemapogon cloacella que se conoce como “polilla del corcho”.
Estos lepidópteros pertenecen a la familia Tineidae (como algunas polillas de la ropa por ejemplo) y como ya se puede intuir por los nombres comunes, afectan básicamente a los corchos de las botellas, produciendo daños importantes en los mismos y por lo tanto afectando de manera indirecta a la calidad del vino contenido en las mismas. Por supuesto, ello implica pérdidas económicas y por tanto es motivo de preocupación entre los fabricantes.
En el caso de la primera de las polillas mencionadas, la infestación suele tener lugar en bodegas húmedas donde se envejece vino en botellas con tapones de corcho. Las larvas de esta especie se alimentan de los mohos que crecen no sólo en los corchos sino en las paredes de la propia bodega. Incluso pueden vivir en el interior de los corchos tal y como se refiere en la bibliografía consultada. Los excrementos producidos por estos insectos, así como los restos alterados de corcho producidos como consecuencia de su actividad, se mezclan con los restos de vino vertido dando un aspecto desagradable a las botellas.
Esta especie es de amplia distribución (Europa, Sudáfrica, Norte América, etc). Las polillas se observan volar al atardecer y su época más activa comprende los meses de julio, agosto y septiembre en nuestras latitudes.
Nemapogon cloacella se observa principalmente en primavera a comienzos del verano. La hembra deposita sus huevos en corcho humedecido y en barricas de vino muy húmedas y situadas en lugares poco accesibles de las bodegas. A las larvas de esta especie se les llama comúnmente “gusanos del corcho”. Por supuesto, son unos visitantes no muy deseados en las bodegas, ya que alteran las cualidades organolépticas del vino y abren paso a otras alteraciones del mismo debidas a mohos, bacterias y ácaros. Todo ello trae como consecuencia que este vino tenga que desecharse.
Al igual que Oinophila v-flavum es una especie de amplia distribución que puede encontrarse en diferentes latitudes. Suele volar al anochecer, pero no es difícil encontrarla también al amanecer según algunos autores.
En cuanto a las medidas de control, dado que el objetivo de estos lepidópteros son los corchos humedecidos (en los que por tanto crecen mohos de los que se alimentan) se deberá tratar de mantenerlos en buenas condiciones, es decir, secos para que no sirvan como base de crecimiento de hongos y mohos.
Una adecuada revisión del resto de materiales, así como de las condiciones de humedad excesiva es estrictamente necesaria para limitar las infestaciones por este tipo de insectos.
De manera indirecta, la paulatina sustitución del corcho por otros materiales sintéticos para la fabricación de tapones (por múltiples razones tanto económicas como tecnológicas), ha conseguido limitar esta plaga en zonas con tradición vinícola que cuentan con un gran número de bodegas.
Genial artículo como siempre, no sabía que había polillas que afectaban al corcho de las botellas de vino. ¿Afectan otros materiales, o solo al corcho?
A mí me tocó, hace muchos años, consultar este tema para dar solución a un cliente nuestro de Navarra. Tal como dices, me volví un poco loca para encontrar material para documentarme en esta plaga y todavía más en buscar una solución viable. Es un problema para las bodegas.
Belén, siempre que se den las condiciones de presencia de mohos (el sustento alimenticio de estas polillas) no es descartable que se alteren otros materiales…
Me leido el informe, bajo mi opinión, la solución no es eliminar el corcho por otros materiales, es poner medios para para que la humedad y la tª se las optimas para cada material.
Montse
Sin duda no existen soluciones únicas para todos los casos en que se presente este problema. En el propio artículo se mencionan otras alternativas a la sustitución del corcho por otros materiales. En cada caso habrá que estudiar la solución más apropiada teniendo en cuenta criterios sanitarios, ecológicos y por supuesto económicos. Imagino que no es fácil modificar las condiciones de humedad y temperatura en una bodega, pero seguramente técnicamente existan soluciones para ello sin que la calidad del vino se vea muy alterada.
Un saludo y gracias por tu comentario