El origen de este artículo para el blog Desinfestados nace, como mucho otros, de un llamativo artículo aparecido en el diario El Mundo* que a su vez se hace eco de un estudio realizado por la Universidad de Valencia.
Estos artículos, que aparecen de cuando en cuando de improviso, suelen causar cierta alarma entre la población y es por ello que trataremos de conocer mejor esta problemática y sus potenciales consecuencias en nuestro país.
Diremos primero que se trata de un parásito interno cuyo nombre científico es Angiostrongylus cantonensis que es conocido comúnmente como “gusano pulmonar de la rata”. Su nombre proviene de la región de China donde fue descrito por primera vez a comienzos del siglo pasado. Se ha constatado su aparición en muchas partes del mundo desde entonces, pero es Valencia la primera ciudad de Europa continental en la que se ha probado su aparición (anteriormente detectado en Canarias y Baleares).
La peligrosidad de este parásito radica en su capacidad para provocar meningitis en los humanos cuando llega a nuestro cerebro. Científicos de la cátedra de Parásitos y Salud de la Universidad de Valencia han demostrado su presencia tanto en ratas urbanas (Rattus norvegicus) como en ratas ligadas al entorno rural (Rattus rattus).
Se considera a este parásito como un parásito emergente, con gran capacidad expansiva y actuación “oportunista” (al aprovechar cualquier mínima circunstancia favorable para medrar). Es originario del Sur de Asia, pero ya se encuentra en numerosas regiones del mundo.
¿Cómo actúan las ratas en el ciclo biológico del parásito?
Las ratas van a ser el hospedador definitivo del parásito, pero otros organismos como caracoles y babosas actúan como hospedadores intermedios según nos explican desde el Laboratorio de Parasitología Bioquímica y Molecular del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada, que también ha participado en el estudio. Se trata de un ciclo biológico bastante complejo.
Los parásitos adultos, establecidos es las arterias pulmonares de las ratas, procrean aquí y las larvas migran hasta la tráquea, de donde pasan al sistema digestivo y son finalmente eliminadas con las heces. En este medo exterior pueden entra en contacto con caracoles y babosas donde maduran y adquieren su capacidad infectiva si son ingeridos sin mayores precauciones (poco cocinados como veremos más adelante).
La sintomatología se desarrolla rápido (entre una y tres semanas tras la ingestión de las larvas) y puede acarrear consecuencias de leves a graves según los casos, siendo la meningitis de tipo “eosinofílico” la más severa. Se produce esta afección cuando los parásitos alcanzan el cerebro y causan una inflamación de las membranas que lo envuelven.
Desde la cátedra de Parásitos y Salud de la Universidad de Valencia indican que el proceso puede resolverse de forma natural en muchas ocasiones, pero que también hay documentados casos de muerte al no existir un tratamiento específico a día de hoy. Por ello se hace hincapié en la necesidad de desarrollar métodos de detección rápida para identificar la infección de forma temprana.
La investigación tiene derivadas para investigar potencial transmisión al hombre directamente desde las ratas, así como la de constatar su presencia en otras áreas geográficas de España. En cuanto a lo que podamos hacer de forma individual, el consejo más evidente es manipular los alimentos potencialmente contaminados con la máxima higiene, procediendo a su lavado de manera inexcusable. De igual manera, es preciso cocinar bien los caracoles u otras especies como cangrejos y camarones y nunca proceder a su ingestión en crudo.
*Fuente: diario El Mundo 16 de enero de 2023
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