Bueno, bueno, pues ¡ea! Se acabaron las fiestas. Qué, ¿qué tal se os han dado? Seguro que genial y nosotros que nos alegramos.
Eso sí, aquí vengo yo a poner la puntillita… porque después de los excesos que casi todos cometemos en las comidas y cenas navideñas toca… cómo diría yo para que suene fino y elegante… pues evacuarlo ¡hala, ya está, dicho!
Lo que no sé si sabéis es que dependiendo del comportamiento y uso que dais al baño se pueden saber cositas de nuestra personalidad y forma de ser, y sobre todo, de la manera que tenemos de enfrentarlos a los terribles gérmenes.
Nuestra relación con el acto íntimo de la micción y defecación de los deshechos del organismo no se afronta de la misma manera si uno es tímido, más o menos limpio, o si es un charlatán, y si se está en casa o en la oficina.
Curioso ¿verdad? Pues así es. Fijaros:
1.- El “hiper mega” limpio
Es el típico personaje que está realmente concienciado con la importancia de los gérmenes. Son personas con mucho sentido de la responsabilidad y muy conscientes de que cada vez que tiramos de la cadena del wáter se esparcen más de 20 millones de gérmenes en el ambiente. Por eso es muy eficaz bajar la tapa del inodoro antes de pulsar el vaciado del mismo.
Este tipo de personas emplean 20 segundos en lavar sus manos y se las secan de forma concienzuda. Por haceros un símil, estos individuos, en el 43% de los casos, se corresponderían con elegantes carpetas de papel y no con bolas de folios arrugados de los que se lanzan a la papelera.
Hay que tener en cuenta que son personas que suelen ocuparse de tareas más complejas que de aquellos trabajos calificados de “marrones” o incluso, para que engañarnos, de “trabajos caca”…
Son tan, pero tan cuidadosos que es más que probable que utilicen un trozo de papel para abrir la puerta del baño, así evitan tocar las bacterias que otros hayan podido dejar, anteriormente.
Además, lo primero que hacen cuando regresan a su puesto es tirar de gel desinfectante y, después, de cremita hidratante.
2.- El descuidado
No querrás entrar al baño detrás de este compañero…
El colega descuidado suele tener prisa y tiene una actitud de hastío ante la vida. Muy discreto con los ruidos no es, vamos de hecho no le molestan, y no se sentirá avergonzado ni perderá el sueño, por un “chapoteo” en el asiento del inodoro. Ejem….
Ni tampoco le dará por comprobar, como dicen los ingleses “si el chorro de tinta se llevó toda la evidencia”. Me entendéis ¿no? Vamos que, para ellos no existe la escobilla… ¡No hay problema!
Son personas más propensas a saltarse el lavado de manos por completo, así que cuando salen del baño, quizá dedican un segundo a visualizarse en el espejo y tal vez a colocarse el cabello, así como quién no quiere la cosa; y ¿adivináis cómo? Bingo, ¡Con sus dedos llenos de gérmenes!
¡No sé tú pero yo evitaría a este colega, a toda costa.
3.- El Ocupado
El denominado colega ocupado es el que se toma más tiempo en el baño, de todo el mundo. Su comportamiento es completamente diferente a los que consideran “imposible” hacer sus deposiciones en el trabajo. Son aquellos que aprovechan para leer lo que sea – un teléfono, una tableta o un periódico … ¡Hará cualquier cosa!
Eso sí, ellos, tienden a no lavarse las manos tanto tiempo como los demás, (no quieren mojar y dañar sus tablets, teléfonos y demás tecnología) y, además, para qué mirarse en el espejo ¡Menuda pérdida de tiempo!
Eso sí, son los más propensos a llevarse el té o el café al baño con ellos… ainssss que assssscooooo ¡Procura que no pongan la taza en tu escritorio ni pedir prestado su teléfono!
4.- El Hablador
El mejor amigo del hombre es el perro, ¿no? Pues el mejor amigo del hombre ocupado bien pudiera ser el hombre hablador.
Este es ese colega que adora conversar en voz alta mientras está en el inodoro. Es el lugar donde probablemente se le ocurren sus mejores ideas o hace sus mejores planes, sin importarle si está en el baño.
Los charlatanes del baño son los más dados a hacer relaciones públicas. No les preocupan los sonidos que su interlocutor pudiera llegar a escuchar (¡desde cualquier lugar!). Se lavan las manos apresuradamente, imitando un rápido chapoteo en el agua – así lo hace el 24% de las personas, por otra parte- y es más que seguro que se sequen las mismas en su falda o pantalón, na’ más salir por la puerta. ¡Así tienen más tiempo para chatear!
Evidentemente, las manos del hablador están llenas de gérmenes. ¡No se os ocurra tomar prestada su pluma… o los bichos se extenderán al menos a cinco superficies diferentes y comunes a todos!
5.- El tímido
Este es nuestro compañero más emocional. Lo más probable es que en el baño tenga conversaciones susurrando. El ruido más fuerte que escuchará podrá ser un suave sollozo – así es en el 29% de los casos- al ser tan sensibles… se refugian en el inodoro ante cualquier altercado laboral.
Como mucho para evitar algún sonido embarazoso, tiran papel por el inodoro mientras pulsan la cisterna, y también pulsan el ambientador para evitar los olores desagradables.
Estas personas pasan más tiempo controlándose en el espejo que lavándose las manos, así que ¡evite el contacto manual o páseles primero un pañuelo!
De todo esto lo único que queda claro es que con unas simples medidas de higiene uno puede evitar enfermar. En Rentokil os recordamos que un simple gesto como el lavado de manos, o bajar la tapa del inodoro antes de tirara de la cadena nos previene de contagiarnos con los gérmenes.
Ánimo estoy segura de que podéis conseguirlo…además de conocer un poco más a tus compis en la oficina. Jejeje.
ENTONCES MEJOR QUE “TIRAR LA CADENA” ES MAS MODERNO Y CORRECTO “EVACÚA EL INODORO ! ” ???