Ya se ha comentado en varias ocasiones en este blog la problemática que causan las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) en grandes ciudades como Madrid, Barcelona y otras muchas a lo largo de la geografía nacional.
Como ya sabemos, son aves consideradas como “invasoras” que se introdujeron en España hace unas décadas como animales de compañía o “mascotas” y que acabaron colonizando parques y jardines debido a lo insoportable que resultaba mantenerlas en casa (por el ruido que generan). De tal forma se han multiplicado que están desplazando a especies autóctonas que no pueden competir con ellas (por ejemplo, a los gorriones) afectando por tanto a la biodiversidad local.
Además, son agentes transmisores de enfermedades como la psitacosis (entre otras) y su presencia masiva provoca ruidos muy molestos y deteriora los árboles donde construyen sus inmensos nidos de hasta 200 kilos de peso (que suponen un riesgo para las personas y los bienes en caso de caída).
En estos días están apareciendo muchas informaciones en los medios de comunicación en relación a las medidas que el Ayuntamiento de Madrid piensa tomar de cara al otoño de 2020 para controlar o al menos reducir la población de estas aves en la capital. No exentas de polémica, por cierto.
El caso es que por fin se ha decidido intervenir oficialmente ante el incremento tan brutal de la población de estas aves en los parques y jardines de Madrid (estimado un crecimiento del 33% en los últimos 3 años según algunas fuentes). En la actualidad se estiman 12.000 ejemplares, pero seguramente son muchos más. Los distritos más afectados parecen ser Carabanchel y Moncloa – Aravaca.
La idea del Ayuntamiento es controlar la población mediante captura y sacrificio “ético” en centros especializados de los ejemplares adultos, así como esterilización de los huevos en los nidos (inyectando aire para hacer el embrión inviable). Para ello se debe acceder a los nidos y colocar redes, lo cual resultará dificultoso dado que suelen construirlos a gran altura. El Ayuntamiento de Madrid ha contado con el asesoramiento de la Sociedad Española de Ornitología a efectos de censo y mapeo poblacional.
Como siempre que se anuncian medidas de control contra alguna especie invasora o dañina, las opiniones en contra y a favor de las mismas no se hacen esperar demasiado. En el primer caso, PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal) ya ha exigido la retirada inmediata del plan de control anunciado por el Ayuntamiento de Madrid. Lo consideran una “matanza” indiscriminada y sugieren métodos alternativos como la colocación de cebaderos con pienso anti-conceptivo.
También surgen opiniones sobre la viabilidad y posibilidades de éxito del plan, puesto que en otras ciudades donde se ha intentado no ha resultado muy positivo o ha tenido serias dificultades técnicas para ser llevado a cabo tal y como se había contemplado inicialmente.
Seguramente no hay un único método o sistema de control de cotorras argentinas que pueda contentar a todas las partes. De hecho, en otras ciudades, se ha intentado disminuir su población mediante disparos (causando gran polémica dada la creciente sensibilidad de la población en relación a estos temas) y ahora se plantean otras posibilidades como la esterilización de machos o la modificación genética para disminuir el potencial reproductivo.
En cualquier caso, siempre se debe intentar mantener un equilibrio entre las necesarias medidas para mantener bajo control una población de animales considerados invasores o dañinos para la biodiversidad de una zona (ya sea las cotorras argentinas en España, los tejones en Reino Unido o, por ejemplo, los canguros en Australia) y la forma concreta de llevar a cabo ese control con objeto de respetar los derechos de los animales por una parte y obtener el mayor consenso entre los diferentes agentes sociales por otra.
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