Sí, sí, leéis bien. Peste Negra.
Hace días que viene apareciendo en prensa y a través de medios online noticias sobre la aparición de un virulento brote de peste negra en la isla de Madagascar.
Nos gustaría comentaros algunas cosas, aunque nos queda un poco lejos geográficamente, pero puede resultar de interés por la implicación que tienen las pulgas y las ratas en su transmisión.
En Rentokil Initial como empresa de servicios de control de plagas no podemos abstraernos de la importancia que tiene el control de estos agentes en la eliminación o minimización de los brotes de esta temible enfermedad.
Cabe empezar diciendo que la Peste Negra es endémica en Madagascar. Cada año, entre septiembre y abril se producen unos pocos cientos de casos entre la población rural. Este año 2017,-y por eso han saltado todas las alarmas-, la aparición de casos se ha adelantado, dándose con mayor presencia en núcleos urbanos y puertos. La cifra de personas afectadas ha aumentado significativamente y las personas fallecidas ascienden a más de un centenar desde agosto.
Debemos recordar que Europa se vio asolada por esta enfermedad infecciosa (denominada también “muerte negra”) durante siglos causando millones de muertes. Seguramente haya sido una de las mayores pandemias acaecidas en la historia.
Según los expertos que han estudiado la enfermedad, se originó en Asia y llegó a Europa a través de las rutas comerciales. El agente final causante de la enfermedad es una bacteria denominada Yersinia pestis.
Pero, ¿Cómo se produce la transmisión? ¿De qué manera están implicadas las pulgas y las ratas en el ciclo de transmisión?
La peste negra es una enfermedad asociada a malas condiciones higiénicas y se extiende por aquellos lugares donde predominan la falta de control sanitario e higiénico y además donde existe un déficit de servicios de salud. La bacteria se transmite principalmente a través de las picaduras de las pulgas que a su vez están contagiadas por las ratas (forma bubónica de la enfermedad) o por vía aérea entre personas mediante la diseminación por la tos (forma pulmonar).
En el caso de Madagascar han aparecido las dos formas de la enfermedad. La primera de ellas produce bultos de color negro en la piel y la segunda, más peligrosa aún, causa problemas respiratorios muy graves pudiendo provocar la muerte en un periodo de 24 a 72 horas si no se trata a tiempo.
Existe una tercera variante denominada Peste Negra septicémica (multiplicación en el torrente sanguíneo).
Es por tanto una enfermedad infecciosa de carácter mortal, pero que tiene cura si se interviene con rapidez y con los antibióticos apropiados.
La OMS ha establecido una serie de medidas de urgencia en la isla de tal forma que se han empezado a reducir los casos (menos ingresos en los centros de salud de emergencia montados y cada vez más personas afectadas dadas de alta). En este caso, han tenido que luchar también contra la “estigmatización” que sufren las personas que han contraído la enfermedad por parte de vecinos y familiares que piensan que al regresar a sus casas una vez tratados y curados van a transmitir la enfermedad.
Como resulta evidente, a la par que se establecen medidas directas de lucha contra la enfermedad en las personas, tienen que tomarse medidas preventivas sanitarias para reducir la población de ratas y la presencia de pulgas causantes de las picaduras mediante tratamientos de desinsectación a gran escala en las áreas afectadas. En este aspecto es donde pueden intervenir los servicios de Rentokil Initial y donde sus conocimientos resultarán clave para prevenir la aparición de nuevos brotes o que por lo menos éstos resulten menos virulentos.
Fuentes: ABC, EL País, ONG Agua de Coco.
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