Cómo decían allá por los ochenta los visionarios Gabinete Caligari, los bares son esos lugares tan gratos para conversar… para conversar, tomar unas cerves, añadirle unas tapas, ver el partido, jugar al mus o al rol (según gustos, )… pero, en definitiva, para cualquier cosa menos para encontrarse una cucaracha.
Un ejemplo muy gráfico:
Jueves, a diez minutos de las 6 de la tarde. Tu cuerpo sigue en la oficina pero tu mente navega ya por la calle, circulando libre por la acera, llegando al bar de la esquina en el que has quedado con algún amigo para hacer el primer “break” de esta dura semana. Y llegan las 6, y los sueños se hacen realidad, y llegas al bar, saludas a tu colega, pedís una ronda acompañada de esa empanada tan bestial que cocina Asunta, la dueña del local… y es todo perfecto.
Pero en el momento en el que tu mano se acerca al plato para coger ese primer trozo de ambrosía celestial… una cucaracha, pequeña, rubita, con todas sus patitas en movimiento, se pasea por la barra como Pedro por su casa. ¡Mayday, mayday, momento afterwork en peligro!
Pequeñas pero capaces de levantar los gritos y ascos de propios y extraños, la rubia de nuestros bares (y no nos referimos a la cerveza) es el enemigo más temido de los dueños de estos establecimientos.
A todos nos ha pasado alguna vez esta situación o una parecida y lo cierto es que te corta la digestión el binomio comida-cucaracha. Las más habituales en los bares son esas de las que hablamos, de pequeño tamaño, de color marrón clarito, llamadas cucarachas del café, alemanas o rubias.
¿Quiénes son estos pequeños visitantes?
Las cucarachas son unos insectos llenos de curiosidades. La rubia (Blattella germánica) es con mucha diferencia la más frecuente en bares y restaurantes. La abundancia de comida y bebida es un factor determinante para atraerlas y por eso son uno de sus objetivos favoritos.
Su nombre proviene de su afición por alojarse cerca de estas máquinas en los locales, donde el calor y la comida están asegurados para ellas.
Tienen capacidad para reproducirse a gran velocidad, más que sus hermanas de especie. La hembra pone centenares de huevos que suele colocar debajo de muebles o electrodomésticos. De los huevos surgen ninfas (que se desarrollan también con especial rapidez) que van mudando hasta llegar a la madurez, período en el cual pueden vivir varios meses. En toda su vida adulta pueden poner miles de huevos.
Estos bichitos son portadores de bacterias y virus nocivos que pueden conducir al desarrollo de enfermedades.
Cómo acabar con la plaga
Las leyendas urbanas hablan de muchas maneras de acabar con estas plagas, pero lo cierto es que cuando llegan es complicado evitar que se queden. Sí hay una serie de normas que os contamos en su día para evitar que elijan nuestras casas y establecimientos como “hogar” aunque una vez que hacen acto de presencia lo mejor es ponerte en contacto con un profesional.
Si tienes una plaga de cucarachas, no lo dudes, llámanos o escríbenos y deshazte lo antes posible de esos molestos insectos que generan tanto rechazo entre la clientela.
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