La desinfección ambiental es un término muy usado en el sector salud para referirse a la máxima disminución de virus y bacterias en el entorno.
Aunque se recomienda en espacios de todo tipo -residenciales o abiertos al público-, como parte de las medidas y cuidados para prevenir enfermedades, su importancia es aún mayor en restaurantes, hoteles, supermercados y comercios similares donde se concentra un gran número de personas.
La contingencia global causada por el COVID-19 demuestra que la desinfección ambiental antiviral es el método más avanzado para evitar el contagio de enfermedades en locales comerciales, proteger la imagen de nuestro negocio y prevenir sanciones.
Métodos de desinfección ambiental
El objetivo de la desinfección de ambientes es que los agentes contaminantes que, por lo general, se concentran en mesas, pisos y paredes no se conviertan en una amenaza para la vida de trabajadores y clientes.
Muchos patógenos son capaces de sobrevivir durante meses adheridos a superficies secas. Los más comunes, como la influenza, sobreviven durante días; lo mismo ocurre con el COVID-19 (hasta tres días en acero inoxidable y plástico).
La desinfección de ambientes recurre a tecnologías novedosas con una mayor tasa de éxito que los productos de aseo comunes, como el nebulizador ambiental o fogging.
¿En qué consiste? La nebulización ha sido utilizada por aerolíneas transnacionales para combatir el riesgo de contagio de coronavirus, y es ofrecido por Rentokil Chile como parte de su protocolo de desinfección.
El funcionamiento de un nebulizador ambiental es práctico pero potente: consiste en un mecanismo que esparce micrométricamente la solución desinfectante para una penetración completa en superficies de contacto regular. Así, todas las áreas de riesgo son cubiertas.
Por supuesto, existen métodos de limpieza y desinfección doméstica que pueden ser usados en hoteles, restaurantes o negocios pequeños, pero su eficacia es muy reducida y, a largo plazo, nuestro negocio podría verse comprometido:
- Los limpiadores con base en amoniaco son fáciles de conseguir, pero solo eliminan bacterias comunes como el E. coli y la salmonela. Aunque también pueden funcionar contra el virus de la gripe común, son una seria amenaza para la salud y pueden causar reacciones adversas en tejidos sensitivos, como ojos, piel, boca y garganta.
- El jabón, otro elemento de uso habitual, nos protege contra los gérmenes, pero no los erradica, permitiendo que se propaguen a nuestro alrededor sin darnos cuenta.
- Por último, muchos productos desinfectantes son vendidos en forma de aerosol. Algunos contienen peróxido de hidrógeno o una concentración elevada de alcohol y aromas artificiales. Su uso es conveniente en casas o apartamentos, pero no garantiza condiciones de higiene óptimas en comercios donde se manipulan, procesan y venden alimentos, o en la industria del turismo.
Fogging vs. fumigación
Cuando hablamos de medidas y cuidados para prevenir enfermedades como el COVID-19, muchas opciones emergen a la superficie. La fumigación es una de ellas, sin embargo, su función es completamente distinta a la desinfección de ambientes.
Esto es algo que debemos tener claro para evitar cometer errores al momento de contratar un servicio de desinfección ambiental.
El propósito de las jornadas de fumigación es controlar plagas, principalmente insectos que atacan productos almacenados como harinas, legumbres, café y frutos secos.
La desinfección del ambiente, en cambio, aborda los virus y bacterias alojados en oficinas, hospitales, universidades y otros sitios de concurrencia.
Además, no pueden compararse los productos de desinfección domésticos con técnicas de alcance industrial como el fogging, pues este último brinda cobertura absoluta contra virus contagiosos como el COVID-19.
Con esto en mente, la desinfección ambiental antiviral es la mejor alternativa para proteger nuestro negocio.
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